domingo, 17 de febrero de 2013

Mi 11.

Esta realidad en la que nos encontramos, resulta difícil de afrontar pues olas de tu aroma embriagador me envuelven por completo, tu perfume fuerte y persistente unido a tu piel es tan agradable que mis sentidos ,y yo arrastrada tras ellos, decidimos dejarnos llevar tras él. ¿Qué más da el resto del mundo, mientras aquí estemos?, frente con frente, labio con labio; me susurran tus helados ojos. Esos ojos que aunque a su parecer sean hielo, en ocasiones se vuelven de fuego, ya sabes tu de fuego, yo de cera, cual vela que en compañía de una osada llama se derrite con el contacto. Tus labios se acercan de nuevo, me roban un inesperado beso y prosiguen cumpliendo su objetivo, lograr que tan solo por esta noche sueñe despierta. 
Dentro del sueño, se encuentra la melodía, esa que en este momento resuena en mi cabeza, cada vez que te veo se repite. Podría decirse que es tu liet-motiv, de tu personaje, dentro de esta película de mi vida, cuya banda sonora está exclusivamente compuesta por tí. Por tus sonrisas, por el acompañamiento de tu despreocupada voz, por la tierna mirada infantil que tus ojos en un acto de valentía se atreven a mostrar. Música son tus gestos, si el silencio nos envuelve los escucharé. Se me hace difícil respirar, pues el ya mencionado perfume de tu piel ocupa mis vias respiratorias y evita que cualquier otro tipo de aire las pueda atravesar. Podría decirse que es la emoción del instante lo que nos incita a dejarnos llevar, la pasión en menor o igual parte le acompaña. 
Tus dedos fríos, tus yemas suaves se deslizan por mi piel, escalofríos recorren mi espalda y una sonrisa atraviesa tu rostro, tus dientes se dejan mostrar y la melodía canta de nuevo.