El leve crujir de las olas contra las rocas
cuando con estas chocan
miles de gotas van a parar
de agua salada
tal como lágrimas que por las mejillas, resbalarán.
El tibio tacto de la arena en mis pies
observando desde un lugar
el sereno anochecer,
El agua fría me llega por las rodillas,
suave y transparente,
en ella se refleja la luna,
allí en medio, quieta, silenciosa,
observando desde su posición,
con su admirada sabiduría.
Las placenteras sensaciones que producen locura
por aquella vieja amiga
que mira con dulzura
desde su privilegiada posición.
Sonrisas de amargura,
mis brazos rodean mi cintura
me quedo dormida
plácidamente
sobre la agradable arena inerte
y la brisa que elimina cualquier calor
haciendo que anochezca más placenteramente
en este hermoso paisaje que me deja sonriente.
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